Debido a la proximidad en fechas del Expocómic de Madrid y del Salón del Cómic de Zaragoza hemos decidido hacer una serie de posts con nuestras impresiones de ambos, intentando dar una visión particular, aparte de la propia y típica de asistentes como aficionados.
Así, del Expocómic madrileño hablaremos de la experiencia al asistir como profesora que acompaña a un grupo de alumnos de Educación Primaria, quienes -en su mayor parte- jamás habían asistido a un evento de estas características y que volvieron a casa muy contentos, encantados con la salida y cargaditos de regalos.
Por otro lado, del Salón de Cómic zaragozano volvimos, cómo no, extremadamente cansados después de haberlo vivido del otro lado, es decir, formando parte de la gente que trabaja mucho y muy duro para vender los tebeos dentro de un stand.
Para poder disfrutar de ambas experiencias, distintas y enriquecedoras a partes iguales, desde aquí queremos agradecer profunda y sinceramente a las Organizaciones de los dos Salones, sin cuya ayuda y colaboración hubiese sido imposible llevar a buen término estas nuevas visiones: en Madrid, los monitores trabajando en grupos con los alumnos y poniendo toda clase de facilidades para que esos muchachos disfrutasen lo más posible de la experiencia; y en Zaragoza, desde aquí y con amor (del puro y noble, que conste en acta) permitiéndonos que ésta que suscribe -y que no ha nacido para las ventas- formase parte del entramado Malavida, a quienes les debo un fin de semana aprendiendo el concepto de ¡¡A topeeeeeeeeeeee!!
Muchas gracias a todos y cada uno de quienes ha hecho estos posts posibles.