FIRMADO MR. J (XXV) El poder de las viñetas

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Leyendo Terry, la antología de tebeos compilada y editada por Fulgencio Pimentel, me ha llegado el recuerdo de otros espacios abiertos a la historieta en los que también primaba la forma antes que el contenido, la creación por encima de otras consideraciones. La mítica revista Raw, de Spiegelman y compañía, es un referente casi inmediato, y es que con ella comparte Terry una misma vocación de elevar la historieta a categoría de arte, la consistencia del discurso (construido desde la pluralidad, siempre de vanguardia), el poco disimulado elitismo, el cuidado en la edición (con un formato llamativo, que incluye el uso de varios tipos de papel), un índice plurinacional de artistas y el alto porcentaje de apuestas entre los nombres antologados, por citar algunas afinidades. Pero me he acordado también, y con mayor viveza, de aquella hermosa trilogía que fue Madriz, Medios revueltos y El ojo clínico, siempre con Felipe Hernández Cava como demiurgo. Estos tres títulos significaron una revolución en la edición de cómic en nuestro país, y dieron voz a una nómina de artistas audaces, comprometidos con el cómic como lenguaje, que se atrevieron a darlo todo sin esperar gran cosa a cambio (esto es, aparte de las propias páginas dibujadas). En esta misma onda, una versión más convencional, pero no menos interesante, fue NSLM, alguien habrá que se acuerde.

Ahora que está tan de moda el término novela gráfica, y que tanto se habla de la narrativa visual, lo que propone Terry es un conjunto de poesía gráfica, de imágenes rabiosas y bellísimas, que capturan la mirada del lector y no la sueltan, en un extraordinario viaje estético. Entre estos poemas visuales, los hay abstractos y concretos, simbólicos y confesionales, e incluso algunos que semejan ser relatos, pues tienen hasta argumento y desarrollo, pero siempre el objetivo primordial es el impacto estético, la preocupación formal. Un vistazo al índice basta para entender de qué estamos hablando: Los Bravú, Olivier Schrauwen, Sammy Harkham, Nacho García, Jim Woodring, Bendik Kaltenborn y Simon Hanselmann forman parte de la escudería de Fulgencio Pimentel, y son un núcleo espectacular. Junto con ellos, José Ja Ja Ja, Sindre Goksøyr, Gonzalo Rueda, Rayco Pulido, Peter Jojaio, Sébastien Lumineau, Ed Carosia y Michael DeForge completan una selección de enorme altura, en la que cada página es una experiencia significativa, digna de admirarse.

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Mención aparte merece la inclusión de “Vivíamos entre las flores”, larga historieta de Seiichi Hayashi publicada originalmente en 1972, que versa sobre la complicada relación entre un artista y su madre y está construida a partir de elementos autobiográficos. Autor de esa joya imperecedera que es Elegía roja, Hayashi (Manchuria, 1945) pasa por ser uno de los mangakas e ilustradores más personales y sorprendentes de la historia. Su presencia en Terry redondea un producto casi perfecto, y justificaría por sí solo la compra del volumen, si no estuviera esa ya más que justificada con el resto.