Entrevista con Richard McGuire

Hace unas semanas tuvimos la enorme suerte de poder realizarle una entrevista a Richard McGuire, durante su visita a España para promocionar la publicación de Aquí, un libro que amplía la historia corta original publicada en Raw, y supone una de las novelas gráficas más impresionantes de los últimos años. Antes de dejaros con la transcripción de esta entrevista, queremos dar las gracias al propio Richard y a Sheila Fernández.

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Me gustaría preguntarte, en primer lugar, algo que habrás escuchado muchas veces estos días: ¿cómo tienes la idea de hacer una nueva historia convirtiendo Here en un libro?

Tienes razón, he contestado muchas veces a esto [risas]. Tras hacer ese primer cómic para Raw, dibujé varios libros infantiles. Alrededor del año 2000 tuve la idea de hacer un nuevo libro, pero no quería que fuera infantil. En ese momento yo ya era amigo de Chris Ware, que me animaba a publicar un libro con Pantheon Books, la editorial con la que él había sacado Jimmy Corrigan. Así que firmé un contrato en 2000 para un libro que aún no tenía, y desde entonces fui pensando en qué podía hacer. También tenía una oferta para hacer una película de animación en París… cuando terminé eso, hace tres años, todavía tenía que dibujar ese libro. Creo que si lo hubiera hecho en 2000, habría sido muy diferente. Para cuando me puse con él, estaba atravesando un momento complicado. Mis padres y mi hermana habían fallecido. La casa familiar, donde mis padres habían vivido durante cincuenta años, se vendió. Todas esas emociones influyeron mucho en el proceso de realización del libro. Respecto a tu pregunta… yo siempre había sabido que la historia se podía expandir. Infinitamente, de hecho, si lo piensas. Trescientas páginas está bien, para empezar [risas].

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La primera página de la primera versión de Aquí.

¿Cómo llegas a la estructura de la obra, y a la idea de la superposición de las diferentes imágenes? Porque es una forma de narrativa realmente nueva.

No lo sé exactamente. Yo me limitaba a acumular imágenes y textos… montones de cosas que quería usar. Tengo diferentes técnicas de trabajo. En mi estudio tengo un trozo enorme de papel alrededor, en las paredes, como un cronograma, e iba apuntando fechas y situando los diferentes acontecimientos según iba investigando. También tengo varios cuadernos con notas… nada de dibujos, sólo diálogos. Al principio escribía relatos muy largos, escenas muy largas, pero me daba cuenta de que si lo hacía así en el libro, sería demasiado lento. Yo quería la misma sensación del original, así que sabía que tenía que cortar. En cierto momento puse todas las páginas del libro en las paredes de mi estudio, intentando encontrar patrones entre ellas.

Cuando leí el libro, tuve la sensación de que tenía más que ver con la poesía o la música que con una narrativa de cómic clásico.

Sí, me di cuenta cuando estaba escribiendo, especialmente. En aquel momento estaba leyendo mucha poesía, en especial a Joe Brainard. Es poeta, pero también ha hecho cómics experimentales, pequeñas escenas muy extrañas. Cuando los vi, me dieron confianza en lo que estaba haciendo… Yo soy más bien artista, escultor, músico… escribir me da miedo. Lo que me gustó de los cómics de Brainard es que cuando los lees, escuchas una única voz. Incluso cuando el dibujo cambia, y hablan otros personajes, los textos tienen una continuidad. Era el tipo de obra que yo había hecho en la primera versión de Aquí. Y si me costó tanto llegar a la idea de la segunda versión fue porque estuve luchando contra la idea de la primera. Yo quería una experiencia más profunda; originalmente había más personajes, a los que podías seguir a través del libro… Me preocupaba qué pasaría si no tuviera ningún protagonista que el público pueda identificar. No sentiría nada, serían cosas aleatorias, sin emociones… Pero me equivocaba [risas]. Al recortar escenas conseguí el ritmo correcto, que para mí es totalmente musical, como has dicho. Cuando llegué al punto de permitirme la libertad de mezclar todo, pude entender su lógica, especialmente cuando pude verlo todo en mi estudio, y me di cuenta de que fluía como música. Podía ver un ritmo, unos patrones… a veces el patrón es visual, otras tiene que ver con las voces…

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Una página de la nueva versión de Aquí.

Incluso los colores, y los motivos que vuelven a través de las páginas. O el uso que haces del número y el tamaño de las viñetas, es como cuando la música va más rápida o más lenta.

Sí, totalmente.

¿Usaste algún tipo de guión previo o storyboard antes de ponerte a dibujar?

Hay alguna sección con diálogos especialmente largos que escribí previamente, con un ritmo lento. Cuando se la enseñaba a mis amistades me decían que era demasiado lenta. Yo la defendía: «¡No, tiene que ser así!». Y ellos: «No, para nada» [risas]. Mis amigos fueron muy sinceros conmigo. Otra gente me decía que le encantaba todo, pero ellos eran sinceros… así que acabé cediendo y cortándola. Acabé incluyendo algo en la versión electrónica, aprovechando que ahora tenía espacio. Esta versión es interesante, porque incluí pequeñas animaciones, una suave brisa, un pequeño movimiento del gato… Las viñetas van apareciendo sobre el fondo, de modo que me permite nuevas combinaciones y efectos que no están en el libro. Pero volviendo a tu pregunta… Es curioso, pero cuanto más trabajaba en él, más me decía éste cómo debería ser.

Quizás había una parte de intuición en tu trabajo…

Totalmente. No lo podría haber hecho de otro modo. Es como un collage, una improvisación en la que vas recopilando escenas y al final te sorprendes con las conexiones entre ellas. Todavía lo hacen.

¿Cómo te sientes acerca de la influencia que tuvo la primera versión de Aquí en el cómic?

No lo sé… Yo sé que a Chris Ware le influyó mucho, y de hecho por eso lo conocí, me escribió una carta de fan cuando aún estaba en el colegio [risas], y cuando vino a Nueva York nos hicimos amigos… Pero no creo que haya tenido mucho más impacto al margen de Chris Ware [risas]. Sobre Ware tengo que decir que yo nunca podría hacer las cosas que hace, es asombroso, y estoy feliz por ser una influencia para él, pero no podría hacer eso.

Bueno, yo creo que antes de hacer el libro, quizás eras el autor de cómic más influyente con el menor número de páginas.

[Risas]

Hiciste una historia de seis páginas que fue como una revolución en la profesión…

Es curioso, porque nunca había pensado en  convertirme en dibujante de cómics antes de hacer esa historia. O sea, disfrutaba mucho de Raw, del trabajo de Robert Crumb

¿Conocías A short story of America? Es el único trabajo previo a Aquí con el que lo he podido relacionar.

Sí, lo conocía… no recuerdo exactamente cuando lo leí pero sí sé que lo vi en algún momento. Pero yo no diría que sea una influencia para Aquí, porque el proceso mental por el que llegué a ésta lo tengo muy claro: fue a partir de una conferencia de Art Spiegelman sobre la historia de los cómics a la que asistí cuando ya era fan de Raw, en la que habló sobre el uso de los diagramas. Cuando volví a casa me puse a pensar en ello mientras miraba la esquina de mi habitación en mi apartamento, y la dividí mentalmente en partes… una sería el pasado y otra el futuro… Luego añadí complejidad, ventanas a épocas diferentes. Y respecto al libro, ha habido otras influencias: por ejemplo, las fotos familiares que mi padre hacía cada año en el mismo sitio de la casa. Eso está en el libro. Por otro lado, la historia de Crumb sólo llega hasta el presente y no usa el recurso de las viñetas múltiples, yo creo que es otra cosa.

Me gustaría hablar de las diferencias entre las dos versiones de Aquí. Con la segunda creo que alcanzas una dimensión nueva… En la primera versión, tenemos el rincón de una casa, pero en la segunda tenemos eso y, al mismo tiempo, es como si fuera el universo entero.

Para mí lo más importante era la parte emocional. La primera versión era muy cerrada, más como un ejercicio de estilo que mostrara lo que puedes hacer en los cómics. La segunda es más personal, ya que decidí que la casa fuera la casa de mi familia. Eso me ponía nervioso, porque yo no quería estar en mi propio cómic, pero por otro lado era la única forma de hacer el libro más personal: incluir a mi familia y amigos. Aunque, en la realidad, mi salón no es exactamente como éste, tiene más ventanas, la chimenea está en otro sitio… Además llevé a cabo una investigación acerca del lugar real, estudié durante un año lo que había pasado allí… Desde las glaciaciones a los indígenas americanos que aparecen… el idioma que hablan en el libro, por ejemplo, es real, lo saqué de un glosario escrito por un misionero. Pero yo tenía claro que quería que, cuando aparecieran, fuera en momentos muy cotidianos e informales. También aparecen mi madre, sosteniéndome a mí cuando era un bebé, mi hermana con su hijo… Y una foto que encontré en la basura [risas]. Es curioso cómo atraes este tipo de cosas cuando estás trabajando en algo.

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Otra página de Aquí, donde pueden verse a los indígenas americanos.

De alguna forma consigues mezclar lo personal con lo universal… o, de hecho, lo universal es personal, porque vemos el universo como personas, como individuos.

Trabajando en el libro, me hice una lista de las cosas que todos compartimos, que todos podemos identificar. Y luego pensé en cómo incluirlas en diferentes secciones del libro. Gente perdiendo cosas, por ejemplo. Hay toda una sección que trata sobre la pérdida. En otra, incluí diferentes discusiones, situaciones en las que todo explota, pero luego tenemos unos paisajes, lo cual crea cierta estructura.

De nuevo pienso en la música: es como una sinfonía o una larga pieza de música experimental.

Sí, algo así. Es curioso que el mayor problema que tuve con el libro fuera cómo encajar todo. Era como un puzle. Si se me ocurría una idea para una escena que quería incluir, ésta provocaba un efecto dominó, empujaba a todas las demás.

Porque intentabas conectar todo, aunque fuera de un modo metafórico, los diferentes hechos en las diferentes épocas… Esto debió de ser difícil, porque no tenías ningún referente en el cómic, nadie había hecho lo mismo que tú antes.

No lo sé, porque en realidad, aunque tengo un par de buenos amigos que hacen cómics, yo no leo muchos. Leo a gente como Ware o Ben Katchor, pero no leo muchas novelas gráficas. Me gusta mucho Olivier Schrauwen, es muy experimental, pero también divertido.

Eso es algo que también está en tu libro, hay cierto humor.

Sí, bueno, al menos lo intenté [risas].

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Una de las páginas que forman la primera secuencia de Aquí.

Sí, yo creo que es divertido.

Está el chiste malo del principio, cuando muere este tío… Es una historia real. Me la contó mi primo. Su padrastro estaba con un grupo de amigos, alguien contó el chiste… ¡y tuvo un ataque al corazón y se murió! Al final del chiste, era muy absurdo. Cuando me contó esta historia pensé que tenía que incluirla. Tuve dudas, pero cuando me lo contó lo hizo riéndose, porque había pasado un montón de tiempo de aquella tragedia, y en perspectiva era divertido. La vida puede ser cruel y divertida a la vez.

Me gustaría hablar un poco sobre las diferencias que has visto en el medio respecto a cuando publicaste la primera versión de Aquí, porque el cómic de los ochenta era muy distinto al actual. Entonces lo único que podía hacerse era una historia corta, pero ahora puedes hacer un libro completo.

Yo creo que Maus lo cambió todo. Cuando conocí a Spiegelman aún estaba serializándola en Raw, sólo podía publicarlo en pequeños episodios. Y de hecho, cuando empezó a trabajar en la historia, en los setenta, lo que hizo fue una historia corta. La publicación en libro supuso un cambio, y estoy seguro de que inspiró a Chris Ware para hacer Jimmy Corrigan. Demostró que se podían hacer libros de cómic que fueran recibidos como literatura seria. Por otro lado, ahora puedes desarrollar una verdadera carrera en los cómics, pero entonces la gente que publicaba en Raw no lo hacía por el dinero que ganaba, obviamente [risas]. Lo hacía por lab pasión, eran artistas genuinos que no querían hacerse ricos y famosos, lo hacían por ellos mismos. Ahora tienes una industria enorme, la Comic Con, incluso se hacen películas en Hollywood… todo es muy diferente.

¿Hasta qué punto influyó en el público de entonces una revista como Raw?

Probablemente no mucho. En la profesión sí; los dibujantes se quedaban impactados. Antes de internet, fue una forma de conocer a artistas internacionales que nunca habíamos visto, como Muñoz y Sampayo, Swarte, Matotti… Era fabuloso crear ese tipo de comunidad internacional. Pero no creo que vendiera mucho, al menos antes de que empezara a serializarse Maus y se cambiara el formato a uno más pequeño… De hecho el diseño original de Aquí era más grande, de sólo tres páginas. Tuve que recortarla para adaptarla a la versión más pequeña. Estaba fastidiado, porque yo quería publicar la grande [risas]. Pero dado que Maus vendió tan bien, se dieron cuenta de que ese formato era perfecto para el público.

¿Tú crees que en aquellos días podrías haber publicado un libro como Aquí y obtener una gran respuesta del público?

Nunca se me habría ocurrido. Es asombroso. Incluso hoy, la respuesta del público sigue superando mis expectativas. Yo estoy viajando por todo el mundo, lleva quince traducciones… chino, ruso… Es genial.

¿Y cómo crees que el público de Japón o China entenderá tu trabajo?

No lo sé. Me sorprendió mucho cuando mi agente me dijo que se iba a publicar en China y Japón, porque es muy raro que hagan traducciones, ya tienen una producción brutal, no lo necesitan. Es un honor. En Japón he estado un par de veces, y ahora iré a China por primera vez.

El japonés es un mercado muy cerrado.

Sí, sí que lo es.

¿Conoces la obra de Yuichi Yokoyama?

¡Sí, sí! ¡Dios, me encanta! Un año estuve en Angoulême, y un buen amigo francés me enseñó un libro suyo y me preguntó qué pensaba… Y yo dije que estaba bien, sin más… pero luego lo leí y fue genial. ¿Conoces Viaje? Trata sobre un grupo de tíos que viaja en un tren, sin más. Es genial, tan simple, tan hermoso… Está lleno de conexiones, patrones…

Sí, lo conozco. Mi favorito es Garden.

Sí, es brillante. Pero yo prefiero Viaje, porque no tiene ningún diálogo, puede que algún efecto de sonido nada más, por lo que tiene esa belleza pura del dibujo.

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Otro ejemplo de Aquí.

Una última pregunta para terminar: ¿Estás pensando ya en un nuevo libro?

Estoy pensando en un libro para el que estoy investigando ahora, pero también tengo otro proyecto para un art book, así que no sé cuál haré primero. También estoy hablando con una gente para hacer una versión de Aquí en realidad virtual, con unas gafas que te permiten una visión de 360º. Yo sería el codirector, y no sé aún si sería con animación o imagen real, o puede que una mezcla de ambas. Pero respecto al libro que te comentaba, es un gran proyecto. Tengo que pensar a fondo en él y decidir cómo puedo hacerlo [risas].

Eso es genial, espero que podamos verlo pronto.

Quizás en otros quince años [risas].

Espero estar aquí para verlo [risas].