Historias insólitas de samuráis (Hiroshi Hirata)

Reseña publicada originalmente en la revista Dolmen, ligeramente ampliada para su publicación en Entrecomics.


Relatos insólitos de samuráis (Hiroshi Hirata). Glénat, 2010. Rústica. 232 págs. B/N. 12 €


En poco tiempo, de ser un ilustre desconocido, a pesar del amplio reconocimiento en su país de origen, el veterano Hiroshi Hirata (Japón, 1937) se ha convertido en un habitual en nuestras librerías. Primero fue Dolmen, con la publicación de su serie Satsuman Gishiden, y posteriormente Glénat con toda una ristra de tomos unitarios recopilando historias cortas agrupadas por temas.

Hirata, que ya ha recibido el reconocimiento que merece en Francia y que se encontraba entre los autores favoritos de Yukio Mishima, practica un estilo gráfico muy similar al de Goseki Kojima, con quien también comparte una preferencia por el Japón medieval y por la habilidad en la plasmación de la acción y el movimiento en sus páginas. El libro que ahora nos ocupa ofrece precisamente lo que su título anticipa: historias protagonizadas por samuráis en las que sus actos heroicos se alejan de los habituales, sacrificándose aquí de formas muy peculiares o afrontando la resolución de problemas de manera inusual, casi siempre movidos por su desarrollado sentido del honor. Se trata en todos los casos de hechos reales, en su mayor parte olvidados por el gran público y rescatados por Hirata para el manga. En ese sentido recuerda a otra de sus obras, Héroes anónimos, donde los relatos también tenían una base real pero cuyos protagonistas eran campesinos, ciudadanos, monjes, gente a menudo humilde pero igualmente honorable y olvidada.



Tal vez el máximo problema de este libro sea, precisamente, la necesidad de Hirata de situar a sus personajes en un contexto muy concreto. Hay por su parte un afán desmedido por aportar un paisaje histórico amplio y por demostrar su profusa documentación, y al final el conjutno queda sobrecargado de datos poco relevantes que van lastrando el auténtico relato. Para aumentar la confusión, muchos personajes no tienen unas características gráficas suficientemente específicas: todos se parecen entre sí, el lío está servido. Tampoco es que todo esto sea un obstáculo insalvable para disfrutar de estas páginas y del buen hacer de Hirata en otros aspectos narrativos, y aquellos que disfruten de este tomo harán bien en hacerse con Héroes anónimos, mi obra favorita del autor, un canto a la bondad humana y al sacrificio desinteresado realmente emocionante.